Este año
hemos elegido como base y contenido del concurso dos obras maestras de nuestra
literatura en su centenario de vida, allá por 1919. Nos referimos a “Divinas palabras” de Ramón del Valle
Inclán. Otra es “Los cuatro jinetes del
Apocalipsis” de Vicente Blasco Ibáñez. A continuación podéis leer el fallo
del VI concurso de microrrelatos, al acto del 16 de agosto solo acudió el
premiado de la modalidad A, Diego del Pozo Pérez, el cual leyó su microrelato
durante el evento (como podéis observar en la foto). El primer y segundo premio
de la modalidad B fue entregado posteriormente a los ganadores.
FALLO DEL VI CONCURSO DE MICRORRELATOS HOMENAJE Al CENTENARIO DE DOS
OBRAS MAESTRAS DE NUESTRA LITERATURA: “DIVINAS PALABRAS” Y “LOS 4 JINETES DEL
APOCALIPSIS”
Reunido en
Olombrada el jurado que ha valorado y calificado los relatos presentados, tras
deliberación y una vez estudiados los 16 relatos presentados, 3 de la categoría
A y los 13 restantes de la categoría B, el jurado, compuesto por Agustín
Pascual Malo, que lo preside; M. Teresa Olmos Palomero y Begoña López
Fernández, como vocales ambas, llegan a la siguiente conclusión de premiados
por las diferentes categorías.
Categoría A
·
Primer premio es para Diego
del Pozo Pérez con el microrrelato que comienza con la frase de
“Los 4 jinetes del Apocalipsis” de Blasco Ibañez . “Yo creo-continuó-que vivimos así porque en esta…
·
Segundo premio, por decisión del jurado
queda desierto.
Categoría B
·
Primer premio para el microrrelato
de Carlos Gozalo Antón con la frase
del libro “Divinas palabras” de Valle Inclán : “Si el golpe venia para mí, ¿por
qué lo erraste?...
·
Segundo premio para Ines Acebes Arranz, para el
microrrelato del libro “Los 4 jinetes
del apocalipsis” de Blasco Ibañez , que empieza por la frase: Yo creo- continuó-que vivimos así porque en
esta…
El fallo del
jurado se dio a conocer en un acto en la Panera de Olombrada, el día 16 de
agosto, a las 21 horas.
Y sin más consideraciones, ratifican
la presente acta el presidente del jurado, Agustín Pascual Malo y los vocales, M. Teresa Olmos Palomero y
Begoña López Fernández.
Estos son los relatos ganadores:
CATEGORÍA
A: 1º
premio Diego del Pozo Peréz
-Yo creo -continuó-
que vivimos así por qué en esta vida valoramos los nuevos proyectos...
Todo empezó un
verano con la fascinante idea de comenzar a tocar un instrumento, a todos les
parecía una idea genial pero surgió un revuelo de preguntas:
Mi madre dijo:
-¡qué bien que mi hijo toque un instrumento! ¿pero cuál?....
Mi padre opinó, que para empezar a tocar un instrumento, se necesitaba mucha constancia, pero yo estaba totalmente motivado, y sabía que contaba con todo el apoyo del mundo.
Mi madre dijo:
-¡qué bien que mi hijo toque un instrumento! ¿pero cuál?....
Mi padre opinó, que para empezar a tocar un instrumento, se necesitaba mucha constancia, pero yo estaba totalmente motivado, y sabía que contaba con todo el apoyo del mundo.
Me dijeron:
-para tocar un
instrumento, hay que tener una base musical y empecé con ello.
Unos meses más
tarde, ya podía comenzar a practicar, lo compramos y me preparé, estaba
entusiasmado con mi violín y deseando que llegara mi primera clase... pero un
acontecimiento en mi vida apareció como un grandísimo obstáculo, mi abuelo
había fallecido…
Estuve muy triste
pero seguí con el violín y decidí que mi querido abuelo estaba mirándome desde
algún lugar, muy orgulloso de mí y que cuando hiciera mi primera audición se la
dedicaría a él y a toda mi familia que tanto me apoya.
Actualmente sigo
saltando todos los obstáculos hasta que llegue el día de la gran meta……..
CATEGORÍA B
1º premio Carlos Gozalo Antón
Si el golpe venía para mí, ¿por qué lo erraste? A las
5:05 horas de la madrugada, todavía en estado de shock, esa frase no se iba de
mi cabeza, mientras mi corazón reventaba y mi cerebro iba a 1000 r.p.m….El tío
me tuvo en su punto de mira ese par de segundos más que suficientes para acabar
con todo, y los dos lo sabíamos, porque el choro también lo sabe, no es tonto…
pero no apretó el gatillo y yo sí, y ahora él está muerto, y mi cabeza seguía
dándole vueltas a por qué no disparó….
Ya había mirado la cara de ese cadáver seis o siete veces
buscando una respuesta, pero ¡¡¡joder!!!, no la obtenía, y yo me preguntaba por
qué seguía vivo y él no.
Los datos y la fotografía de su DNI tampoco me daban luz
…. yo repetía sus apellidos y miraba su fotografía como si estuviera en otra
dimensión, fuera de ese tiempo y lugar … cuando por fin me desplomé, me vine
abajo, ¡¡¡joder!!! SINOBAS RICO. Volví veinte años atrás y oí al profesor pasar
lista en 3º E.S.O., era él, me conoció y dudó, o no quiso, o no pudo ….
2º premio Inés
Acebes Arranz
Yo creo - continuó - que vivimos así por que en ésta
casa la única que cree que seguimos siendo una familia soy yo, - dijo saliendo
de la habitación seguida por la que sería la tercera institutriz en lo que
llevaban de año-.
Elisabeth, la diligente ama de llaves, trataba de transmitir a la nueva, la obligación de aparentar la alta posición social que en su día había ostentado la familia.
Ni siquiera el Señor dió importancia a la marcha de Eduard, su inseparable ayuda de cámara - dijo entre dientes-.
-Sígame, Después de los escarceos amorosos de la cocinera con nuestro cochero, la Señora solo alcanzó a comentar que nadie debía desobedecer las normas, no tomó ni una sola medida ante inconcebible conducta. Victoria, no podemos permitir que todo esté desinterés por parte de los que ahora serán sus señores, arruine el buen nombre de la casa-.
Juntas entraron al salón principal, donde el Señor, sentado frente a la chimenea, disfrutaba de las imágenes que últimamente ocupaban su mente, las de su joven amante desnuda, deslizándose entre sus manos.
La Señora, asomada al ventanal de la plaza, las miró y dirigió un lánguido saludo a la muchacha nueva. Al trasluz, Elisabeth observó una lágrima recorriendo su mejilla, sin mediar palabra, bajó la cabeza y pudo intuir que la nueva institutriz también les abandonaría en breve.
Elisabeth, la diligente ama de llaves, trataba de transmitir a la nueva, la obligación de aparentar la alta posición social que en su día había ostentado la familia.
Ni siquiera el Señor dió importancia a la marcha de Eduard, su inseparable ayuda de cámara - dijo entre dientes-.
-Sígame, Después de los escarceos amorosos de la cocinera con nuestro cochero, la Señora solo alcanzó a comentar que nadie debía desobedecer las normas, no tomó ni una sola medida ante inconcebible conducta. Victoria, no podemos permitir que todo esté desinterés por parte de los que ahora serán sus señores, arruine el buen nombre de la casa-.
Juntas entraron al salón principal, donde el Señor, sentado frente a la chimenea, disfrutaba de las imágenes que últimamente ocupaban su mente, las de su joven amante desnuda, deslizándose entre sus manos.
La Señora, asomada al ventanal de la plaza, las miró y dirigió un lánguido saludo a la muchacha nueva. Al trasluz, Elisabeth observó una lágrima recorriendo su mejilla, sin mediar palabra, bajó la cabeza y pudo intuir que la nueva institutriz también les abandonaría en breve.
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