miércoles, 12 de septiembre de 2018

FALLO DEL V CONCURSO DE MICRORRELATOS


FALLO DEL V CONCURSO DE  MICRORRELATOS HOMENAJE A LUISA CARNÉS Y SERGIO RAMÍREZ

Reunido en Olombrada el jurado que ha de valorar y calificar los relatos presentados, tras deliberación y una vez estudiados los 37 relatos presentados, 3 de la categoría A y los 34 restantes de la categoría B, el jurado, compuesto por M. Teresa Olmos Palomero, que lo preside; Elena Cárdaba Acebes y Begoña López Fernández, como vocales ambos, llegan a la siguiente conclusión de premiados por las diferentes categorías.

Categoría A
·        Primer premio es para  Samuel del Pozo Peréz con  el  microrrelato que comienza con la frase de Sergio Ramírez “Los venenos ingeridos….”.
·        Segundo premio, por decisión del jurado queda desierto.

Categoría B
·        Primer premio para  el microrrelato con el título “La mesa nº 11”, de Carlos Gozalo Antón con la frase de Luisa Carnés “Al anochecer, la encargada llega al mostrador…”
·        Segundo premio para Esperanza Temprano Posada , para el microrrelato con el título “El vestido de flores”, que empieza por la frase de Luisa Carnés, “Al anochecer, la encargada llega al mostrador …”
           
            El fallo del jurado se dio a conocer en un acto en la Panera de Olombrada, el día 17 de agosto, a las 21 horas.

Y sin más consideraciones, ratifican la presente acta el presidente del jurado, M. Teresa Olmos Palomero, y los vocales Elena Cárdaba Acebes y Begoña López Fernández 




CATEGORÍA A:                            1º premio Samuel del Pozo Peréz

Los venenos ingeridos se conservan por mucho tiempo en nuestros pensamientos cuando no somos capaces de perdonar a nuestros compañeros de convivencia y juegos. Hubo un día que me enfade con mi compañero de scouts porque él me intentó ayudar y yo se lo rechacé y entonces le empecé a ignorar y a pasar de él y me regañaron, pero un día yo me di cuenta de que es muy buena persona y que me podía ayudar en muchas cosas y entonces le pedí perdón y ahora me ayuda en muchas cosas, hasta podría decir que yo soy mejor scout gracias a él. Ahora tenemos muy buenas relaciones y nos abrazamos en los momentos difíciles y cuando conseguimos algo nos alegramos juntos  y nos decimos el uno al otro soy feliz por tenerte aquí. Vamos que antes no nos podíamos mirar a la cara y ahora somos casi inseparables. La mayoría de mis relaciones han sido así empezando mal y terminando como amigos que somos. Yo tengo un hermano al cúal quiero mucho pero también tengo mis peleas. Nos ponemos muy contentos por todo y nos damos muchos abrazos pero también nos enfadamos por tonterías. Yo soy así de feliz.  


CATEGORÍA B

1º premio  Carlos Gozalo Antón

LA MESA Nº 11
Al anochecer, la encargada llega al mostrador, quedándose con la mirada fija en el hombre de la mesa número once. En ese momento entra un nuevo cliente, al que atiende. Le suena la cara de aquel chico, pero le confunde la barba. Empieza a hacer memoria y no logra recordar quién es, mientras le pone un café para llevar y el chaval se aleja buscando la puerta. Ella sigue haciendo memoria y de pronto una chispa salta en su cerebro: “¡Es Juan!”. Aquel chico con el que compartió tantos veranos en el pueblo, su primer amor. Fotografías de la pandilla, incluso el olor de su colonia explotan en su cabeza. Esta nerviosa, duda si salir tras él y saludarle.
A Juan le ha pasado lo mismo, y justo cuando sale por la puerta de la cafetería recuerda quien es esa chica que le ha puesto un café. Sin dudar, se gira sobre sí mismo para ir a su encuentro, justo cuando ella aparece de frente, y sin querer, se besan.
En ese momento, el hombre de la mesa número once se levanta, profiere unos gritos y hace explotar una bomba, fundiendo para siempre a la pareja en un beso eterno.



2º premio Esperanza Temprano Posada
  El vestido de flores

Al anochecer, la encargada llega al mostrador y con un simple gesto indica a las dependientas que deben recoger y marcharse antes del toque de queda. Cierra la puerta tras ellas, y  recorre con parsimonia el almacén de la improvisada tienda, ojeando los nuevos sombreros recibidos, que empiezan a no caber ya en las estanterías,  las blusas, las faldas y por último los vestidos. Se detiene ante uno con estampado de flores y cuello de encaje. No hay duda,  es el de su vecina de arriba, lo llevaba puesto la última vez que la vio. Lo superpone a su silueta ante el espejo y piensa que con descoser la estrella amarilla de la manga y subirle un poco el bajo, le quedará perfecto. Aporrean la puerta, un nuevo cargamento de ropa procedente de Auschwitz acaba de llegar
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