martes, 20 de septiembre de 2016

Fiestas de Olombrada 2016

Ya acabó el verano, (aunque nos queden 2 días para empezar el otoño) y con él nuestro Verano Cultural ,cargadito como siempre  de actividades, ahora queda la satisfacción de que todo ha salido como estaba programado  e incluso con más éxito del que preveíamos. Pero seguimos adelante, ahora estamos inmersos en el montaje de la revista nº 25 de la asociación, todo un reto en un principio, quién nos iba a decir que iríamos por el 5º año de Zaraguja y creciendo... Suponemos  que esta revista estará para la fiesta, pero con tan poco tiempo desde verano hasta ahora lo mismo puede retrasarse, quien esté por aquí ya lo verá… el resto ya sabéis, para mediados de octubre.


FALLO DEL III CONCURSO DE MICRORRELATOS HOMENAJE A MIGUEL DE CERVANTES Y WILLIAM SHAKESPEARE

      
 Como sabéis el viernes al final del homenaje a los mayores de 90 años, se procedió a la lectura  del fallo del concurso de microrrelatos por  el presidente del jurado Agustín Pascual, tras nombrar a los ganadores accedió a leerlo una de las ganadoras Mº Inés , como podéis ver en la foto. Los otros ganadores están en la siguiente foto , para que no os lieis el más joven es Juan Arranz y su compañero de fotografía es AlbertoRincón.
¡¡ Felicidades por el premio y que sigáis participando muchos años!!.
Os dejamos el fallo del jurado y los microrrelatos ganadores

Tras la valoración y calificación de los 23 relatos presentados, 1 de la categoría A y los 22 restantes de la categoría B,  el jurado, compuesto por Agustín Pascual Malo, que lo preside; Luis Mariano de Dios Cárdaba y Begoña López Fernández, como vocales ambos, llegan, tras deliberación y una vez estudiados estos, a la siguiente conclusión de premiados por cada categoría:
 
Categoría A
Ganadora:   Mª Inés Castro Ruiz
Con la frase de Miguel de Cervantes,…. “yo nací libre, y para poder vivir libre escogí…”
 Categoría B
Ganador:            Juan Miguel Arranz Arranz
Con la frase  de Miguel de Cervantes,… “en Burgos, ciudad ilustre y famosa…”
Ganador:            Alberto Rincón Verdugo
Con la frase de  William Shakespeare,…”Tengo aquí escrita una carta para ella…”
El fallo se dio a conocer en la Panera de Olombrada, tras el homenaje a los mayores de 90 años, el viernes 19 de agosto.               
Y estos son los relatos ganadores:


 Relato de  María Inés Castro Ruiz
Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí el campo, donde mi estado de tranquilidad, paz y serenidad va más allá del infinito.
Lo primero, darme una ducha para quitarme el polvo de la ciudad, después salí para encontrarme con la hermosa naturaleza, dejándome empapar de su aire suave. He cerrado los ojos y he empezado a soñar… pero eran sueños de colores; colores alegres, colores llenos de vida y fantasía, colores que se iban perdiendo en la inmensidad del horizonte, porque mi sueño era un mundo de colores donde encontraba mi libertad.
Al llegar a casa me di un baño lleno de espuma, cada pompa que flotaba en el aire era un color de mi sueño y se transformaban ligeramente en figuras en las que no se podían apreciar su significado y una vez desvanecidas rompían su encanto.
Después me perfumé, noté que su aroma no era el habitual, sin embargo me recordaba a mi sueño de colores.
Me puse una camiseta blanca con un solo dibujo: una rosa. Me tendí en mi gran butacón con una suave luz de atardecer de campo, me quedé dormida escuchando una suave melodía.
Así es mi manera de poder vivir libre.

Relato de Juan Miguel Arranz Arranz
En Burgos, ciudad ilustre y famosa, establecieron su capital los facciosos. Yo temía por el porvenir de mi ciudad, pero más por lo que pudiera sucederle al Cipri, que era como mi hermano desde zagales. La guerra me cogió haciendo la mili en Madrid, y yo, que al comienzo no podía deber más lealtad que la forzosa por la geografía, me fui haciendo permeable a las ideas de justicia por las que sincera y arrojadamente se sacrificaron Durruti y tantos otros, pero también a la propaganda soviética, que nos ponía al cabrón de Stalin como un padre. También a un odio irracional que me permitía administrar la “justicia” de esos foráneos con impasibilidad. Hasta la noche en que, tras retomar –brevemente- Teruel, nos dieron el soplo de una cuadrilla falangista refugiada en un convento. No perdimos tiempo, pese a las trabas clericales. Al alba, el pelotón los tenía enfrente. Carguen, apunten. Sólo distinguí su mirada de cervatillo asustado un segundo antes del “fuego”. No pude detener la ráfaga de metralleta que lo reventó. Al acabar, los ojos aún abiertos del Cipri me hicieron renegar no de lo divino, abominado tiempo atrás, sino de lo humano, lo único que me quedaba.

Relato de Alberto Rincón Verdugo
Tengo aquí escrita una carta para ella, para Isabel. Una carta que no puede leer y que cuando lo haga, quizá ya no estaré vivo. Pero no debo esperar más tiempo. Mis recuerdos empiezan a ser caprichosos, como sus juegos, y no quiero que su viveza, su luz, se desvanezca. Acaben deshaciéndose como los trazos que ella dibujó en la arena de playa este verano.
Isabel, irrumpiste en el ocaso de mi vida cuando ya no esperaba más sorpresas y menos tan felices. Recuerdo tus ojos el primer día que te vi. Curiosos, vivaces, con una chispa inquieta y traviesa que anticipaba los desvelos que me reservabas. Y esa sonrisa que me regalas cada mañana. Generosa, confiada, con una alegría sincera y primaria.
Ahora por fin llegó septiembre. En esta mañana fresca cogeré tu mano suave y cálida. Saldremos a la calle y caminaré contigo hasta la verja que alberga las respuestas a tu curiosidad insaciable, a esos porqués incesantes que inundan nuestras charlas.
Y temblaré de emoción y ternura mientras te beso y retengo un instante más antes de que te alejes. Entonces agitaré mi mano y despediré a mi nieta mientras camina hacía su primer día de colegio.